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Calzoncillos antiguos: así han evolucionado a lo largo de la historia

Calzoncillos antiguos: así han evolucionado a lo largo de la historia

Los calzoncillos antiguos son un fiel reflejo de la historia, no solo en el ámbito de la moda, sino que nos dan una idea de cómo era la sociedad en cada momento. ¿Sabías que en la época egipcia solo los hombres llevaban ropa interior? Así lo dejó patente el descubrimiento del primer calzoncillo de la historia, una prenda de lino que llevaba puesta la momia de Tutankamón. 

Hagamos un viaje por el tiempo recorriendo los momentos clave en la historia de los calzoncillos de hombre a través de distintas épocas.

Las primeras pruebas de calzoncillos antiguos

Cuando el 4 de noviembre de 1922, el egiptólogo inglés Howard Carter penetró en la tumba KV62 del Valle de los Reyes, el mundo entero contenía la respiración ante un gran descubrimiento arqueológico: la tumba del emperador Tutankamón.

Esta resultó ser la mejor conservada de las descubiertas hasta la fecha, de tal forma que podían apreciarse incluso distintas piezas y prendas de su ajuar funerario. Y entre ellas, una sorpresa: unos pañales de lino de cuya existencia se tenía noticia, pero no evidencia.

Seguro que Carter tuvo la tentación de gritar: ¡Aquí están los calzoncillos del emperador! Pero se contuvo dada la solemnidad del momento. Quizás lo hubiera hecho si supiera que aquel día no solo estaba abriendo una tumba milenaria, sino también marcando un hito en la historia de la moda. ¡Había encontrado los calzoncillos más antiguos!

Los calzoncillos en la época romana y la Edad Media

Aunque Tutankamón se lleva el premio al calzoncillo más antiguo, lo cierto es que no fue hasta el auge del imperio romano cuando se generalizó la costumbre de lucir ropa interior, gracias a los gladiadores romanos y sus subligaculum. Se trataba de una especie de pañales que vestían por motivos higiénicos y de protección durante sus actuaciones en el Coliseum. Estas prendas solo las vestían los hombres, y eran herederas directas de unos similares utilizados por los guerreros etruscos.

La Edad Media vio dar los primeros pasos de una pequeña industria textil todavía cimentada en cuestiones de higiene. Su crecimiento fue notable a raíz de la guerra de los Cien Años y las condiciones insalubres producidas en el marco de la epidemia de peste negra. Sin embargo, aún se encontraba centrada en dos puntos: el protagonismo de la figura masculina y las necesidades de las clases más altas. Tanto es así que se elaboraban prendas ricamente ornamentadas y de tejidos más delicados para los estratos sociales más elevados. Mientras, la mayor parte de la gente utilizaba telas más bastas para sus prendas interiores. Tanto hombres como mujeres vestían largas camisolas que cubrían completamente su cuerpo, pues su visión se consideraba pecaminosa. Para ellos, además, era bastante habitual el uso de unas calzas largas, los calzoncillos antiguos del hombre del medievo.

El siglo XIX, los primeros bóxers

Tras pasar por distintas fases y seguir el curso variable de las tendencias de moda preponderantes en toda Europa, en el siglo XIX los hombres vestían, bajo su ropa de calle, unos calzones largos para protegerse del frío y combatir la propagación de los olores corporales. El tejido estrella para aquellos calzoncillos antiguos masculinos era la lana. Esta tendencia fue auspiciada por el doctor Jaeger, antiguo profesor de fisiología de la Universidad de Stuttgart, y propietario de la compañía Jaeger, especializada en fabricar prendas de lana.

Fue un poco más adelante, durante la segunda década del siglo pasado, cuando esa prenda encontró su versión más veraniega, incluso con mangas y perneras cortas. Este invento acabó por separarse en dos piezas, lo que daría lugar a la camiseta interior y los calzoncillos bóxer. Estos se llamaban así porque eran muy parecidos a los calzones que utilizaban los boxeadores sobre el ring.

La popularidad de este tipo de ropa interior masculina alcanzó su apogeo durante los años 20 del siglo pasado. En aquellos momentos, la publicidad comenzaba a importar, y el anuncio de una estrella de cine luciendo bóxer y camiseta interior era impagable.

La crisis económica de 1929 dio una nueva vuelta de tuerca al diseño de los calzoncillos. Con la intención de ahorrar dinero, se recortaron las perneras largas, hasta llegar a ser inexistentes. Ese fue el origen del slip. Como ves, aunque todavía está muy de moda, se trata de uno de los calzoncillos antiguos de la época moderna.

Más adelante, la Segunda Guerra Mundial causó un gran impacto, tanto en los diseños como en los materiales utilizados para la confección. La costura tuvo que adaptarse a la escasez de tejidos, dedicados plenamente a la industria bélica. Un ejemplo más de cómo la evolución de la ropa interior transita en paralelo con los cambios sociales y de escenario.

El diseño de los calzoncillos antiguos ha sido la base necesaria para disfrutar de los calzoncillos que conocemos hoy en día. Prendas más modernas que han apostado por todo tipo de tejidos y colores. Aunque lo tradicional siempre es una apuesta segura para elegir la ropa interior del día a día.

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