Los primeros calzoncillos conocidos
¿Cómo sabemos los materiales con los que se fabricaron los primeros calzoncillos? Pues bien, en 1991, una pareja de montañeros encontraron en Los Alpes el cadáver de un pastor neolítico de hace unos 5000 años. Cuando lo desenterraron del hielo, se descubrió que llevaba puestos unos calzones elaborados con piel de cabra. Haber estado enterrado en el hielo permitió conservar el cuerpo y las prendas que llevaba, hasta llegar a nuestros días en muy buen estado. No podemos saber si los de Ötzi, el hombre de hielo, o los de Tutankamón fueron los primeros calzoncillos que se usaron en la historia de la humanidad, pero sí son los primeros de los que tenemos constancia. En el Antiguo Egipto, la apariencia, tanto exterior como interior, era de suma importancia, por lo que la idea de que el lino, un tejido noble y puro, fuera el elegido para confeccionar las prendas íntimas, no es en absoluto descabellada. Podemos hablar también de los romanos, que en época de gladiadores ya usaban una especie de pañales a los que ellos denominaban subligaculum. Y no los usaban solo los gladiadores, sino que los trabajadores se los ponían para proteger sus genitales. Estos se fabricaban en lino o lana y llegaban hasta la parte del vientre, donde se sostenían con una especie de cinturón de cuero. Los siglos pasaron y los calzoncillos evolucionaron, pero no sería hasta la Segunda Guerra Mundial cuando sufrieron un cambio radical. La escasez de materiales hizo que los típicos calzones largos hasta las rodillas pasasen a ser más cortos, para ahorrar tejido. De esta forma de economizar recursos nacieron los diseños que darían lugar a los actuales slips. También a partir de esta época cambiaron los principales tejidos utilizados. Del lino y la lana se había pasado a la hegemonía del algodón, que empezó a convivir con nuevos materiales como el látex o la lycra.